Hay una línea verde imaginaria que conforma la unión del mar y la tierra. Una línea que contiene un imaginario infinito que expresa la fusión de los elementos, que escenifica la lenta e inexorable transformación de la tierra y el ritmo del agua y los seres vivos. Alrededor de ella se manifiesta la total integridad de la vida natural, el continuo cambio en el lecho de las playas y sus huellas geológicas y erosivas, la vida en las charcas, los juegos fugaces del agua y la luz y las mareas. En esta frontera atemporal el hombre observa y se observa, escudriña horizontes y escucha su llegada primigenia.